Domingo del Anuncio a Zacarías,
Lucas 1,1-17
[1]Muchos han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron entre nosotros,
[2]tal como nos fueron transmitidos por aquellos que han sido desde el comienzo testigos oculares y servidores de la Palabra.
[3]Por eso, después de informarme cuidadosamente de todo desde los orígenes, yo también he decidido escribir para ti, excelentísimo Teófilo, un relato ordenado,
[4]a fin de que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido.
[5]En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón.
[6]Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor.
[7]Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada.
[8]Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios,
[9]le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso.
[10]Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso.
[11]Entonces se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso.
[12]Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo.
[13]Pero el Ángel le dijo: «No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan.
[14]Él será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento,
[15]porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida alcohólica; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre,
[16]y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios.
[17]Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto».
Feliz y Bendito domingo.